miércoles, 19 de octubre de 2011

¿Cuanto vale una idea?

En la encuesta que ICSA Innova hizo a  365 directivos españoles en julio de 2011, se les preguntaba, entre otras cosas, en que creian que debía mejorar la innovación en su empresa. La respuesta más común (29,5%) era que en la valoración del potencial de las ideas. Esto me da pie para algunas reflexiones:

¿Cuanto vale una idea? ¿Tiene una idea un valor objetivo? ¿Vale lo mismo una idea para todo el mundo?
 Una idea en si misma no vale nada. Es lo que uno puede hacer con ella lo que tiene un valor y no todas las empresas pueden ni deben hacer lo mismo con dicha idea.

¿Hay que poner precio a las ideas?
Aquí  hay opiniones para todo y un gran debate en la red. Los que están en contra tienen tres grandes argumentos: no aciertas nunca, es imposible valorar las ideas disruptivas y se corre el riesgo de descartar las mejores ideas por una valoración erronea. Los que están a favor dicen que es imprescindible para priorizar recursos y esfuerzos, que no se puede hacer planificación estratégica sin valoración de las alternativas y que es la única manera de elegir entre varias, especialmente cuando no hay unanimidad en el equipo. ¿Que debía hacer Steve Jobs? la leyenda dice que no creía en los estudios de mercado, pero no si valoraba o no las distintas ideas y como lo hacía. Habrá que investigar.

¿Para que sirve valorar una idea?
Aún a riesgo de equivocarse, se me ocurre que la valoración de ideas permite ciertas cosas que son interesantes:

1. Cuantificar la oportunidad. Mejor tener una idea aproximada que ninguna.
2. Planificación de recursos (€ y personas). ¿Como hacer estrategia sin forecasting?
3. Minimizar el riesgo. Saber el máximo que podemos invertir en ella.
4. Priorizar y/o elegir entre varias ideas. Tomar los números al pie de la letra puede ser un error, pero la dimensión es importante.
5. Entender mejor un nuevo producto: su mercado, su consumidor, su canal, su dinámica de consumo, etc. lo que nos permitirá crear un mejor plan de lanzamiento.
6. Conocer los riesgos. Saber lo que no sabemos, donde nos podemos equivocar.


Por último, como casi siempre, lo más difícil es hacerlo. Es valorar las ideas. Pero esto es otro tema, que dejo para mi siguiente post.


Presentación "¿En que cree que puede o debe mejorar la innovación en su empresa?"




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